Por otra parte mi afición por coleccionar proviene de mis padres, ellos siempre guardaban sus objetos personales y ropa con cuidado y dedicación, actualmente estas cosas también forman parte de la colección.
Después de la muerte de mi padre, mi madre me contó que una de sus ideas era que esta casa se convirtiera en una galería de arte o algo similar.
Con todas estas experiencias e inquietudes, en 1999 me propuse concretar la formación de este proyecto. En un principio sólo tenía la idea de realizar un museo familiar, algo pequeño, pero pronto me di cuenta de la envergadura del trabajo que significaba crear una institución de este tipo.
Más tarde al visitar museos fuera de Chile, especialmente en Francia e Inglaterra, mi percepción de lo que quería concretar cambió definitivamente.
Con el tiempo también aprendí la importancia de la conservación preventiva en general y la preservación de los textiles en particular; estos son materiales vulnerables y susceptibles de deteriorarse fácilmente, por lo que solo se van a exhibir un máximo de seis meses, lo que exige una constante rotación y supervisión, tanto en la exposición como en los depósitos.
Mi objetivo es dejar un legado que trascienda, y que este museo sirva como ejemplo de la importancia de preservar un patrimonio cultural, esperando que el público valore este proyecto y le proporcione la importancia que se merece, ya que las energías desplegadas para llegar a su apertura han concentrado todo nuestro esfuerzo.