En una aldea de Belén, en Palestina, vivían Juan Abou Yarur y su esposa Hilue Batarce. Uno de sus hijos – Carlos Yarur – contrajo matrimonio con Yemile Lolas, con quien tuvo seis hijos. En ese entonces, los Yarur, enfocaban el negocio familiar a la fabricación de objetos religiosos de nácar, que vendían a los peregrinos que visitaban los lugares santos y también exportaban a Italia, Francia y Rusia.
Debido a la gran inestabilidad política y social que se vivía en esos territorios dominados por el imperio turco-otomano, se produjo una fuerte migración de las minorías cristianas a Sudamérica y los Yarur no quedaron ajenos a ello. En 1914, Juan Yarur Lolas – quien ya se había hecho cargo de los negocios familiares luego de la muerte de su padre – emigró junto a su esposa Olombi Banna a América en búsqueda de un futuro mejor.
Los Yarur Banna se establecieron primero en Bolivia y luego en Perú; países en los que desarrollaron actividades relacionadas con la industria textil. Debido a las favorables condiciones económicas y sociales en Chile, Juan Yarur Lolas decidió radicarse junto a su familia en Santiago en 1934 y construir una fábrica textil de gran envergadura.
En 1936 y bajo su dirección, se inauguró en Santiago, la fábrica de hilados y tejidos de algodón más moderna de Sudamérica,Yarur Manufacturas Chilenas de Algodón S.A. Esta propiedad, albergaba no sólo una moderna construcción de 25 mil metros cuadrados, sino que también, estaba rodeada de grandes jardines. Cerca de cuatro mil personas trabajaban en esta planta, lugar que estuvo a la vanguardia de la industria textil por más de cuarenta años.
Con el objetivo de reconocer el espíritu emprendedor y agradecer la inmensa labor que realizó en beneficio de sus trabajadores, luego de su muerte en 1954, los hijos y trabajadores colaboraron para levantar una estatua de más de dos metros de altura en su honor. Hoy, la figura de Juan Yarur Lolas da la bienvenida a quienes visitan el Museo de la Moda.
Luego de la muerte de su padre y después de haber ejercido un tiempo como abogado, Jorge Yarur Banna, asumió la dirección de Yarur Manufacturas Chilenas de Algodón S.A. y la presidencia del Banco de Crédito e Inversiones con tan solo 25 años. Como empresario, lideró el desarrollo de los negocios familiares y realizó un importante aporte a la economía nacional como director de la Sociedad de Fomento Fabril, presidente del Instituto Textil y presidente de la Asociación de Bancos.
Años después, Jorge se casó con Raquel Bascuñán Cugnoni, en 1958. Tres años después nació su único hijo, Jorge Juan. Raquel – de ascendencia italiana por parte de su abuelo Antonino Cugnoni, oriundo de Milán – nació en Santiago, el 23 de diciembre de 1923. Siempre poseyó un especial interés por la música y las artes, formando a lo largo de su vida, una importante colección de libros de arte y literatura. Con una elegancia innata, personalidad refinada y gran sentido estético, Raquel hizo de su vestuario un verdadero arte. Privilegiaba la calidad de las telas, jugaba con las distintas texturas, era osada en el uso del color y el diseño pero siempre mantuvo un estilo sencillo y sobrio. Su gusto por la belleza la llevó a ejercer una profunda influencia en su hijo Jorge Juan. En su etapa adulta, Raquel Bascuñán se dedicó a pintar al óleo, afición que dejó por una severa artritis. Su legado aún se mantiene vivo, como fuente de inspiración del Museo de la Moda.